Un vuelo de 2 horas hacia Sao Paulo, una espera de 3, un vuelo hacia Frankfurt de 11 hrs, una espera de 10, un vuelo hacia Delhi de 8, hicieron que mi aterrizaje a India fuera alrededor de las 10am. Nada había cambiado, por suerte; solo que el viaje solo, a pesar de que ya conozcas el lugar, es un viaje al espacio. Rani, que estaba a 12 hrs en tren desde Delhi era mi zanahoria; sin ella, el tipo de seres humanos como yo, ya se hubiese dado por vencido. 9 hrs en Delhi a esperar a que salga el tren de 12 hrs hacia Varanasi, “The Holy City”.

Calor al que ya iba preparado. Caminé hacia la estación de tren. Hoy y mañana es Shiva`s Festival me dijo una anciana que andaba vendiendo frutas. ¡Había aproximadamente el 0,1% de la población India en esa estación! ¿Parece poco?

Explotaba. Me había tocado el andén 13…. Y allá fui junto a mi mochila, 1 paquete de maní y un agua.

Se me acerca un indio y me pregunta… ¿First Class? ¿Air Conditioner?, le contesté que no, y me dijo… “oh, so, wait behind here”

Una fila interminable me esperaba para subir al tren…. pero bueno, yo tenía mi número de asiento… ¿Qué tan grave podría ser? por las ventanas se iban metiendo ellos mientras el tren llegaba. Algunos preferían orinar en los andenes, mientras que otros simplemente gritaban por gritar.

Allí entré en busca del asiento… los números ni siquiera eran correlativos… hasta que derrepente 2 gurises de unos 18 años, bigote, pelo bien negro, me preguntan de dònde era… Ahí empezamos a charlar y resulta que no tenía asiento… mi asiento era “sleeper”, por lo que, si no dormías, el asiento sobraba para que entrara más gente a sentarse. Se los ofrecí de mientras… solo 1 de ellos viajaba, el otro, su hermano, se bajó enseguida…. charlamos en un “indinglish” al cual entendía la mitad de las cosas que me decía, pero estuvo bueno, las 12 horas no parecían tan largas… Había 6 asientos. 2 abajo, 2 en el medio sostenidos con unas cadenas y 2 arriba; uno de ellos era el mío, los 4 de abajo eran de unas señoras que preparaban su cena y no les gustaba mi presencia aùn