Viaje en el tren Tazara - 3 días de emociones

Éramos un grupo de 20 aventureros… cada uno con sus incertidumbres, sus expectativas, sus miedos, sus energías… pero todos con el mismo fin: tener una experiencia única, local como pocas y convivir el tiempo que durara el tren disfrutando y viajando con uno mismo… estos viajes generan algo dentro de uno, que en la locura del día a día difícilmente suceda, en la vorágine y rutina, muchas cosas no lo permite que pasen y aquí, en el otro lado del mundo, en un tren con gente que tiene tanto para compartir, momentos de reflexión, de intercambiar, de reflexionar, hace que esa puerta se nos abre y nos habilite a ir un poco más allá con uno mismo…

Llegamos a la estación de Kapiri Mposhi en Zambia sobre las 13 hs, unas 3 horas antes de la hora programada para la salida del tren. Nos esperaban unos 3 días de travesía desde Zambia hasta Tanzania. Desde Kapiri Mposhi hasta Dar es Salam. Y digo “unos 3 días” ya que los tiempos de salida y llegada del tren son realmente impredecibles. De hecho, este mismo tren intentamos tomarlo en 2013 y 2014 y, si bien logramos tomarlo, nunca pudimos completar su trayecto y tuvimos que terminar el viaje en bus desde que el tren frenó… pero esta vez era distinto; sentíamos que era diferente; casi 10 años después logramos hacer el trayecto completo.

 Al llegar a la estación, ya había decenas de personas esperando para subir. Salvo algunas excepciones de turistas (no más de 10 personas), todas eran de origen africano, sobre todo de Zambia y Tanzania, países que une este tren.

Visita de familiares, negocios, turismo, búsqueda de oportunidades y tantas otras son los motivos que lleva a esta gente a tomarse este transporte. Un tren local, bien local,

que cuenta con varias clases, desde la primera donde son camarotes de 4 camas (2 cuchetas) hasta la tercera, donde la gente viaja los 3 días sentada.

En nuestro caso algunos fuimos en primera clase y otros en segunda. La verdad que en cuanto a comodidad son excelentes. Dormía mientras ese vaivén del tren me hamacaba. No se puede dejar de comprender que es un tren super local cruzando el medio de África, donde los pocos turistas que lo toman, lo hacen con el objetivo de vivir una experiencia única e irrepetible.

 Los baños son por vagón. Una persona se encarga de cada vagón y entre sus tareas está la limpieza de los baños. De hecho, cuando el tren frena, esta persona se asegura de cerrar el baño ya que este solamente puede utilizarse mientras se está en marcha.

Para nuestra sorpresa (hay que destacar la limpieza a lo largo del camino) están realmente limpios y cuentan con una ducha de agua fría para quien quiera refrescarse.

Esta persona también se encarga de la seguridad de los camarotes, por lo que si uno quiere bajarse en alguna estación, puede pedirle a esta persona que le cierre el camarote hasta regresar. El tren es seguro, pero como siempre hay que tener los cuidados básicos.

 También hay una barra en otro vagón con snacks y bebidas, eso sí… calientes jaja no esperes una cerveza helada. También dispone de cuartos sociales de descanso donde uno puede sentarse en sillones comunitarios y allí disfrutar de hermosas charlas con quienes están viajando. En el vagón del medio, cuenta un restaurante donde se puede comprar comida para almorzar y cenar por unos 2,5 usd. Pollo, carne, pescado, arroz, papas fritas… básicamente estos menús son los que se ofrecen. Y la verdad, muy ricos… 

A lo largo del camino, las historias que vamos escuchando son de todo tipo…. Algunas más divertidas y alegres, y otras más fuertes donde se puede entender y conocer de primera mano muchas de las necesidades y dificultades que la gente tiene por esos lugares. Pero en todo momento está la alegría, las ganas de compartir sus historias, sus vivencias, compartir una comida o simplemente un silencio. 

Una de las historias que más me quedó marcada fue la de Shedracky, una persona que se tomaba el tren desde Zambia para ir a Tanzania a conseguirle unos lentes especiales para su hija, ya que en su pueblo no se conseguían… allí nos contaba de sus días, su familia, sus sueños…

El tren va frenando en distintos pueblos a lo largo del camino. Algunos más grandes que otros pero todos con similares características. Casas precarias en medio de la sabana africana. En la mayoría de estos pueblos, la “actividad” del día es ir a ver el tren pasar o ir a la estación para vender productos a los pasajeros en los minutos que está frenado. Desde frutas, bebidas, pescado, pan, hasta comidas que eran imposible saber lo que eran. 

En algunos de estos pueblos la duración de la parada era de apenas 5 minutos y en algunos otros podíamos estar hasta 2 horas.

Fuese el tiempo que fuese, esas paradas eran intensas y cada una dejaba una huella y se disfrutaba al máximo. Ya fuese para comprar algo, para bajar a fumar un cigarro o apenas para contemplar y conocer desde dentro el África esa que uno imagina estando en su país.

La frontera…

Íbamos unas 70 hs de viaje aproximadamente cuando llegamos a la frontera entre Zambia y Tanzania. Este pueblo, llamado “Nakonde” es quien divide estos 2 países.

Nos bajamos del tren para sellar nuestro pasaporte con la salida de Zambia. Allí estuvimos unas 3 horas, donde aprovechamos la espera para charlar con quienes estaban en la estación y jugar con niños que estaban corriendo por allí…

Al terminar la primera parte venía la segunda… la entrada a Tanzania. Nos subimos nuevamente y llegamos a la oficina de migración. Uno imagina en una oficina de entrada a un país: escritorios, ventanas, filas, computadoras, salas de espera… bueno, nada de esto… Bueno si, dos escritorios.

El primero para control sanitario, donde un inspector de la salud corroboraba que todos quienes iban a ingresar a Tanzania tuviésemos dada la vacuna de la fiebre amarilla. En Tanzania no hay fiebre amarilla, por lo que se aseguran que los turistas no la lleven. De hecho, algo insólito que pasó en ese escritorio fue que un pasajero japonés que venía en nuestro tren no tenía la vacuna, por lo que el personal de la salud de allí le dio la vacuna en el mismo momento…

El segundo escritorio sí, era el control migratorio. A quienes viajamos con pasaportes uruguayos y europeos se nos exige una visa para entrar. Entonces, A MANO, el funcionario de migraciones (solo uno), en su escritorio y sin luz (teníamos que ayudarlo con la linterna de nuestros celulares para que pudiera ver) completaba una a una nuestras visas en cada uno de nuestros pasaportes.

En esta parte de la frontera debemos haber estado no menos de 4hs más…

Ahora sí, estábamos en Tanzania. Faltaba la segunda parte del viaje hasta llegar a Dar es Salam.

Ya más cansados y con las ansias de llegar, se fueron pasando las horas. Mates, cartas, música, descansos en nuestros camarotes, charlas en el restaurante, el seguir compartiendo y viviendo algo único… seguían las historias con la gente local y cada vez más uno valoraba todo lo que es nuestra vida en nuestros países. Algunas historias realmente fuertes, a pesar de ello, lo afrontan con una entereza y alegría que es admirable.

El tiempo pasaba y cuando uno preguntaba a las distintas personas del tren (funcionarios o pasajeros) cuánto tiempo faltaba para llegar, las respuestas variaban en 10 horas de diferencia. Nadie tenía realmente la certeza de la hora a la que se llegaría.. hasta que…

“Dar es Salam, 5 minutes, prepare all your things to arrive” nos dijo nuestro encargado de vagón y ahí sí… Eran alrededor de las 3am. La llegada estaba prevista para las 10 am aprox, por lo que tuvimos que salir a conseguir un hotel para pasar esa noche hasta el otro día que teníamos nuestro hotel ya reservado.

Ibrahim, nuestro amigo de Tanzania, ya nos estaba esperando con todo resuelto, transporte, hotel, etc.

Nos subimos a la van y nos dirigimos rumbo al hotel.

Atrás quedaron casi 3 días enteros de tren llenos de emociones, de tiempos, de momentos mágicos, de lágrimas, de pensamientos, de replanteos… de tantas cosas. 3 días que, quienes estuvimos allí, no podremos transmitir en palabras, fotos, videos lo que se vivió.

3 días únicos… que quedarán en el recuerdo para toda la vida.

Tren Tazara – Setiembre 2023

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