Viajar a Tanzania nos acerca a la esencia de África; es una preciosa carta de presentación al continente negro. El placer de sentir la calidez y energía de su gente, de entender la vida de otro modo, con otra perspectiva. El nombre de Tanzania proviene de la unión de las palabras Tanganika (así se llamaba el territorio en la parte continental) y Zanzíbar (que fue isla desde siempre). Oficialmente el país se creó en 1964, luego que ambos estados se constituyeran en una federación.

Un sinfín de paisajes, playas agrestes vestidas de un turquesa inexplicable, el pico más alto del continente, sabanas llenas de animales y más. Acacias y Baobabs visten las rutas haciéndonos acordar a libros de cuentos o películas. Así nos recibe Tanzania, de brazos abiertos para compartir con ella todas estas maravillas…

África también tiene un condimento especial: su gente. Su espíritu siempre festivo y alegre es bien característico por ser amables y siempre dispuestos a ayudarse. Un dato curioso: En Tanzania es común que un hijo o hija sean cuidados/criados (en caso de necesitar) por una familia con quien no tengan lazos sanguíneos. Esto se debe a que comprenden el verdadero sentido de la vida en comunidad y la colocan por encima del núcleo familiar.